Cátedra Cultura para la Paz y Derechos Humanos.
Fundamentación
A más de sesenta años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos resulta un desafío actualizar los principales debates teórico-políticos que se desarrollaron históricamente en torno al reconocimiento político-normativo de los derechos de los pueblos y de las variables que inciden en su ejercicio efectivo y concreto en América Latina y el Caribe, en el marco de la crisis del sistema-mundo en el siglo XXI.
Para ello, es preciso dar cuenta del papel de las organizaciones y de los movimientos defensores de los Derechos de los Pueblos quienes, desde una inmensa diversidad de luchas -pero a través de principios claros-, se constituyen como los sujetos activos y dinámicos de los derechos humanos.
En esta línea de pensamiento, resulta fundamental analizar el papel de los Estados nacionales en la generación de políticas públicas que posibiliten su cumplimiento efectivo y real, poniendo el foco en los desafíos que éstos afrontan ante los efectos de los procesos capitalistas neoliberales impuestos en la región y frente a los poderes constituidos a niveles mundial y local.
Abordamos los Derechos de los Pueblos directamente vinculados con las condiciones de vida digna y con la construcción de la paz, es decir, con condiciones de justicia e igualdad para todos y todas y la consolidación de dinámicas permanentes y multidimensionales de resolución de los conflictos que surgen en la vida de los pueblos. Por ende los mismos requieren un marco de estatalidad integral, participativa y popular que los garantice y que proteja las instancias y los bienes indispensables para el desarrollo de su vida política, económica, social y cultural, tanto en beneficio de los pueblos de América latina y el Caribe como de toda la humanidad.
Cuando asoman nuevas formas de represión y de criminalidad que se extienden a nivel planetario sobre los sectores oprimidos y excluidos, en tanto las estrategias de dominación impulsadas por los grandes poderes económicos trasnacionales y las agencias pro-imperiales se orientan en detrimento de los segmentos más vulnerables, los derechos de las personas y de los pueblos se constituyen una referencia obligada y la defensa de las conquistas obtenidas a través de las luchas históricas de los movimientos y organizaciones populares devienen en pilares fundamentales para la democratización y para la ampliación de la ciudadanía en nuestra región.
Pues la multiplicación de las guerras, el resurgimiento del racismo y la discriminación en un mundo profundamente inestable, sólo pueden revertirse con una sociedad altamente concientizada, transformadora, activa y no violenta.
De este modo, uno de los objetivos de la cátedra Cultura para la Paz y Derechos Humanos es generar conciencia y educar para la paz desde una perspectiva latinoamericana, crítica e integral, que subraye el aporte desde Argentina en la materia así como las consecuencias paradigmáticas y las estrategias de resistencia desplegadas durante la última dictadura cívico-militar.
Si bien el término Derechos Humanos resulta muy utilizado, no es suficientemente conocido en su conceptualización filosófica y tampoco en sus alcances político-jurídicos. Lo mismo acontece respecto de los Derechos de los Pueblos. Sin estos saberes resulta imposible crear una cultura de paz y de no violencia a través de la cual asumir un compromiso colectivo con la justicia, con la satisfacción de presupuestos comunes de la dignidad de cada persona y pueblo y con la naturaleza.
Son varias las universidades de América Latina y del mundo que desarrollan Cátedras de Paz y de Derechos Humanos, o que han incorporado ciertos contenidos relacionados con éstos en los currículos de sus carreras de grado, asumiendo entre otros compromisos el de la educación como práctica liberadora.
En nuestro caso, proponemos lograr un programa amplio que permita una sólida formación dentro de la universidad pero en directa ligazón con el trabajo denominado “de base” o “territorial”, con el fin de generar una reflexión y práctica interdisciplinaria que posibiliten promover los Derechos Humanos y los Derechos de los Pueblos, realizar actividades de asesoramiento o participar en organizaciones de la sociedad civil –cuanto más amplia sea su difusión, mayor será su efectividad- y abonar al empoderamiento del campo popular.
Para esto, se trabajarán elementos conceptuales y teóricos –históricos, filosóficos, jurídicos, políticos- y se formularán nuevas líneas de investigación al tiempo que se propiciarán trabajos de campo que favorezcan su defensa y efectividad.
Porque no es posible pensar la democracia y la Paz sin justicia social, para lo cual es imprescindible la redistribución de las riquezas, la protección de los bienes naturales y de los saberes estratégicos, la construcción de una estatalidad garante de derechos, de igualaciones materiales y simbólicas y de participación popular.
