Juicio por delitos de lesa humanidad en la Brigada de Investigaciones de San Justo

Testimonios, notas y reflexiones

 

“Estamos en un día histórico, concluyendo el juicio oral y público que comenzó el 13 de agosto de 2018 en el cual se juzgaron crímenes de lesa humanidad ocurridos en la Brigada de Investigaciones de San Justo en el marco del terrorismo de Estado y el siniestro plan genocida que tuvo en este Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio, y que desde este Centro concentró su represión en la población del distrito de La Matanza y gran parte de la zona oeste del conurbano bonaerense”.

Con estas palabras se iniciaba la lectura del documento suscripto por querellas, minutos antes de que el Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata dictara el veredicto el 2 de diciembre de 2020 respecto de los 17 imputados por crímenes de lesa humanidad en la Brigada de Investigación de San Justo.

Nos citamos frente a los Tribunales Federales en la Calle 8 de la Ciudad de La Plata y dentro de medidas de protocolo por el contexto de pandemia COVID-19, sobrevivientes del secuestro, la desaparición forzada y la tortura, junto a nuestros familiares, amigos, compañeros de militancia y fundamentalmente, la presencia simbólica de quienes nunca regresaron, pero siempre están y estarán junto a nosotros.

Se sumaron de manera limitada por las mismas restricciones, referentes sociales, institucionales, sindicales, de los ámbitos educativos y de salud, y por supuesto las abogadas y los abogados querellantes, quienes superando su alta profesionalidad dieran muestra de una sincera vocación solidaria en la lucha constante por la memoria, la verdad y justicia. Se manifestó una firma voluntad de coordinación respetando la diversidad de identidades de todas las expresiones de las Instituciones Querellantes.

En simultáneo, en la Ciudad de San Justo, La Matanza, en la Plaza Central y a metros del edificio de la Brigada, se compartió con vecinos/as de la zona el desarrollo de la audiencia final.

CODESEDH, desde su cuerpo directivo, sus equipos técnicos interdisciplinarios – en particular las abogadas y los abogados intervinientes -, los amigos y allegados a la institución, construimos durante los primeros pasos de la causa, iniciados 10 años antes del veredicto, una red de vínculos personales e institucionales que fue permitiendo avanzar en la reconstrucción de cada uno de los hechos producto del terrorismo de Estado, ocurrido en ese centro clandestino de detención y exterminio conectando sobrevivientes, familiares, amigos y generando un marco de trabajo y construcción colectiva que sostuvo las acusaciones con solidez inobjetable, con abundancia de testimonios y datos incontrastables.

Desde un comienzo se tuvo la convicción que la acusación no podía limitarse a los autores directos de secuestros, torturas y desapariciones forzadas, sino que era necesario que la investigación judicial avanzara sobre la responsabilidad de los autores menos visibles a los ojos de las víctimas pero de alta responsabilidad en los crímenes cometidos, en particular el grupo de oficiales del Ejército en temas de inteligencia y los civiles con responsabilidades políticas directas en el gobierno de la Provincia de Buenos Aires durante la dictadura.

Debemos recordar que entre los 17 imputados llevados a juicio oral y público, se encontraba entre ellos el médico Jorge Héctor Vidal, quien fuera “condenado a la pena de prisión perpetua, inhabilitación absoluta y perpetua, accesorias legales y al pago de las costas, por resultar coautor del delito de privación ilegal de la libertad agravado por mediar violencia … imposición de tormentos agravados por tratarse de perseguidos políticos …” Una larga lista de mujeres, hombres y niñas fueron víctimas de este médico genocida, entre quienes se encontraba la madre de mis dos hijas mayores y quien suscribe.

Vidal como otros tantos profesionales de la salud, se instalaron en el interior del terrorismo de Estado, aportando sus conocimientos médicos a la tortura en escalas que llegaron hasta la muerte de la víctima o niveles de sufrimientos planificados.

Imposible no preguntarse ante esta evidencia sobre el “huevo de la serpiente”, el definitivo abandono del principio básico del respeto a la dignidad humana, “la doble cara con la misma chaqueta”, Vidal se desempeñaba simultáneamente en el Hospital Público Laferrere en la Matanza.

Durante el desarrollo de las audiencias y dentro de los elementos acusatorios durante mi declaración testimonial, puse en conocimiento del Tribunal el veredicto del Tribunal de Ética Médica del Colegio Médico del Distrito III y del Consejo Provincial de Colegios Médicos de la Provincia de Buenos Aires, que lo hallaron responsable de infringir tortura y cuyo expediente se iniciara y concluyera 32 años antes con la presentación de quien suscribe.

El veredicto de cadena perpetua es justo y reparatorio, pero no completa los delitos éticos en el ejercicio de nuestra profesión. La vida democrática, el avance de la ciencia, las organizaciones sanitarias, incluyendo la formación académica basada en estos principios tiene el desafío de fortalecer todos los planos del ejercicio ético de la profesión para que nunca más un profesional de la salud se involucre en estas prácticas o cuando lo hicieran dentro de la violencia institucional tenga presente que la impunidad no lo protegerá y la Justicia deberá aplicar el rigor de la ley.

En esta direccionalidad, como bien lo señala el documento conjunto: “Las querellas junto a la Fiscalía  -la que cumpliera una sobresaliente actuación-día a día, con alta profesionalidad y compromiso, lograron la construcción de las pruebas necesarias para concretar las imputaciones, incluso ampliando los delitos identificados en la instancia procesal de la instrucción. Logramos incorporar los delitos sexuales, un reclamo histórico ya que el sometimiento sexual como práctica genocida que sufrieron los compañeros y compañeras, sin reconocer género, ni orientación sexual, en todos los Centros Clandestinos de Detención y Exterminio no estuvo ajeno al sistema patriarcal imperante.

De esta manera, con las constancias colectadas en las diferentes actuaciones, se pudo acreditar con el grado de convencimiento necesario, que los delitos que aquí se juzgaron no fueron cometidos de forma aislada por autores desconectados, sino que lo fueron como parte de una acción planificada, sistemática y rigurosamente calculada de violaciones extremas de los derechos humanos”.

Así queda demostrado “que la Brigada de Investigaciones de San Justo no sólo era utilizada como un centro clandestino de detención y torturas en su sentido más básico, sino que su funcionalidad se extendió también a otros delitos contrarios a la humanidad, tales como los de desaparición forzada de personas y apropiación de niños, homicidios, abusos sexuales, violaciones, traslados y coordinación de traslados de detenidos/desaparecidos, y  participación en el plan regional de represión conocido como “Plan Cóndor”.

“Pudimos a lo largo del debate introducirnos en la vida de hombres y mujeres comprometidos y comprometidas con su barrio, con sus vecinos, con sus compañeros y compañeras de trabajo y de estudio. Historias muy bellas, de artistas, obreros, profesionales, dirigentes sociales y militantes políticos y estudiantes que querían construir un modelo de país más justo, que trabajaban, estudiaban y se iban después al barrio a militar y ofrecían horas de compromiso social con su pueblo y con su gente. La presencia como testigos de hijos/hijas, familiares, vecinos, amigos de víctimas del terrorismo de Estado desplegado en la Brigada de Investigaciones de San Justo, dieron cuenta de la condición humana expresada en los vínculos familiares, afectivos, solidarios y comprometidos con su comunidad”.

Muchas víctimas de este Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio se encuentran testimoniando en una nueva etapa de instrucción anhelando justicia para ellas y sus familias en un segundo juicio.

Me permito en este recorrido detenerme en las compañeras y compañeros que en los comienzos de los años 70 participaron activamente en el gigantesco movimiento de acceso al hábitat  y que tuviera en los complejos habitacionales de Ciudad Evita, en límite con La Tablada en el Partido de La Matanza una de sus expresiones de mayor organización democrática, desarrollo de la salud comunitaria, construcción de procesos socioeducativos basados en la educación popular y fundamentalmente, la organización solidaria de las mujeres, verdadero soporte en cada una de las múltiples actividades.

Significativos y valientes testimonios dieron cuenta de esta memoria comunitaria que trasciende en el tiempo y provee de trascendentes y profundas enseñanzas a las nuevas generaciones.

Cada uno de nosotros/as sentimos que la sola veracidad de los relatos nos volvía a reunir con nuestros/as vecinos/as, y en cada testimonio se descubría los alcances de los secuestros, la desaparición forzada y las torturas interminables que nos llevaba recurrentemente a la percepción de la muerte cercana.

Pero también los testimonios mostraban resistencia y dignidad frente al terror; nadie induciendo a nadie a abandonar sus convicciones, nadie comprometiendo a otras personas, instituciones u organizaciones, es decir sin claudicaciones de nuestros valores éticos y con amplia solidaridad en la superación de situaciones de indescriptible dolor, sufrimiento y vejaciones.

Posiblemente, los imputados, hoy condenados, de inteligencia del Ejército deben haber percibido esta actitud colectiva que se mantuvo durante los 137 días de desaparición forzada incluyendo San Justo y la Comisaría Laferrere, como una derrota a sus propósitos criminales y construyeron falsos testimonios que lógicamente la justicia los desestimó.

Sobre este aspecto deberían reflexionar quienes parecieron haber sido sensibles a esta manipulación y bien por ocultar diferencias políticas o simplemente invertir el plano se hicieron eco de esas falsedades.

Junto a estos hombres y mujeres, se fue ampliando una red de organizaciones sociales, defensoras de derechos humanos con Hijos, APDH y representaciones barriales, estudiantiles, que dieron su primer grito de presencia en el masivo acto en marzo de 2013 que acompañó la señalización de la Brigada como Centro Clandestino de Detención y Exterminio, al que contribuyera el ámbito legislativo y ejecutivo de la Municipalidad de La Matanza, la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación y la Provincia de Buenos Aires.

En la ocasión de ese acto multitudinario, fui invitado a la lista de oradores en representación de las víctimas sobrevivientes y querellantes y cuyo contenido comparto con este video.

https://www.facebook.com/CODESEDH/videos/271319460093144/

Por último, quisiera recuperar la visión colectiva expresada en el documento leído frente a los Tribunales en ocasión de la lectura del Veredicto del Juicio por delitos de lesa humanidad, en la cual se manifiesta: “En la brigada de investigaciones de San Justo se intentaron truncar los sueños de toda una generación. En sus tenebrosas paredes todavía se percibe a los rastros del horror, la sangre derramada por nuestros padres, hijxs y hermanxs, Trabajadorxs peronistas organizados del oeste, los jóvenes estudiantes de la UES –del viejo partido de Morón-, la comisión directiva, médicos y asistentes de la Junta Vecinal del Complejo 17 de La Tablada, los trabajadores comunistas del sur de gran Buenos Aires, las jóvenes militantes embarazadas que dieron a luz en la brigada de Banfield y los niños apropiados por sus verdugos y carceleros como así también los militantes uruguayos secuestrados en su país y traídos a San Justo.

Compañeros/as llegar a la sentencia demuestra claramente que el pueblo argentino tiene Memoria. Que seguimos el camino de las Madres y de las Abuelas. Que no nos han vencido. Que los ideales de los 30.000 están más vivos y vigentes que nunca. Que sus proyectos viven en cada uno de nosotrxs, de todos los que estamos acá y en cada militante de este pueblo haciendo memoria. Que ellos somos todos los que militamos en cada barrio, centro de estudiantes, en cada fábrica, militando con convicción y alegría, apostando como pueblo a la construcción de una sociedad más justa e igualitaria”.

Por último, a través de estas notas, testimonios y reflexiones me anima el objetivo de continuar recuperando historias colectivas y circunstancias particulares, en el marco del proceso judicial que concluyo con las condenas a los responsables de crímenes de lesa humanidad cometidos en la Brigada de Investigaciones de San Justo.

Este registro expresa el compromiso político, social y ético profesional con el cual me identifico. Tiene una plataforma y un destinatario principal.

Por un lado, buscar que cada párrafo o audiovisual nos aproxime a la construcción colectiva de la memoria, la verdad y la justicia.

Por otra parte, no puedo sustraerme a la responsabilidad de una generación que transito indeclinablemente el campo nacional y popular, con sus logros y frustraciones, pero cuyo legado a las nuevas generaciones se fundamenta en confiarle los aprendizajes de la historia y la profundización del camino democrático y participativo con mayor igualdad y vigencia plena de los derechos humanos y de los pueblos de nuestro querido país y su proyección latinoamericana.

                                                                                                                                                                        Norberto Liwski

Febrero 2021

 

VEREDICTO: VEREDICTO Causa 373 2011 TO1 BISJ